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Alejandra, auxiliar de Kinder 4 y kinder 5. Y de los Children 1.

Auxiliar Alejandra

Mientras vamos transcurriendo este año tan especial, desde la Cultu seguimos reforzando el trabajo en equipo para brindarle lo mejor a cada alumno y familia, desde la contención y el apoyo tan necesario, hasta las herramientas más útiles que permitan un aprendizaje sólido y dinámico.

En nuestro ciclo de entrevistas para conocer y acercarnos un poquito más a las experiencias de las teachers, hoy le toca el turno a Alejandra, auxiliar de kinder 4, 5 y children 1, quien, junto a Cecilia, comparte la pasión de la enseñanza a los más chiquitos.

En primera persona nos cuenta cómo están atravesando en equipo este ciclo lectivo inusual y qué les deja esta nueva modalidad de clases online.

-¿Cuánto hace que formás parte de la Cultu?. ¿A qué edades te dedicás?

Mi historia con la Cultural comenzó cuando mi hija empezó a estudiar en el instituto, así que mi primer acercamiento fue como madre. Después me anote en un curso que se dictó para los papás de los alumnos. Era abierto, más desestructurado y me encantó. Lo hice y después surgió la oportunidad de acompañar a la teacher Cecilia como auxiliar en los kinder.

No soy teacher, pero siempre me gustó el trato con los chicos y tengo paciencia. Arrancamos así y fue el lugar donde más cómoda me sentí, la verdad que funcionamos bárbaro. Nos conocemos mucho con Ceci, nos respetamos y creo que tenemos muchos códigos en común, lo que hizo que el trabajo se fuera afianzando y que con el tiempo marche cada vez mejor. Ya hace 4 años que estoy trabajando y ahora estoy como auxiliar en Kinder 4, 5 y varios Children 1.

-¿Cómo vivieron la adaptación a las clases online? ¿Cuál es tu rol?

Fue un cambio muy abrupto, pero nos fuimos adaptando y lo seguimos haciendo. Cecilia tiene mucha energía, es muy activa y le gusta siempre saber, actualizarse y ponerle mucho ritmo a las cosas que hace. Enseguida empezó a buscar formas de ir dando las clases, sobre todo pensando que los más chicos necesitan un ritmo diferente porque hay que tenerlos entretenidos.

Mi trabajo, que siempre había sido adentro del aula, también cambió y no sabía bien desde que lugar lo iba a hacer, pero fue hasta que se empezaron a dar las clases.

Primero hicimos los saludos por WhatsApp, después se utilizó el Classroom donde dejábamos las clases grabadas porque, a diferencia de los chicos más grandes que pueden tener clases por Zoom dado que manejan la tecnología solos, los más chiquitos dependen de sus papás o de quien este en la casa.

Después de Classroom empezamos a usar otra plataforma digital interactiva donde se suben las clases, hay canciones, pequeñas tareas y muchas cosas que tiene que ver con el arte. Usamos muchísimo el reciclaje, incluso tuvimos la suerte para el día del niño de hacerles regalitos y poder entregárselas, con todo el protocolo, pero lo pudimos hacer. Es un acercamiento totalmente diferente.

Yo me siento a trabajar en los mismos horarios de las clases y hago el seguimiento de las asistencias, estoy detrás de cada chico, si faltó dos clases le mando un mensajito a la familia. Empezamos a formar parte de las casas desde otro lugar. A veces termina la clase y cuando están haciendo la tarea tienen consultas, entonces en todos esos espacios estoy yo atendiendo o pendiente de esos detalles.

-¿Cómo fue la articulación con las familias?

Tenemos un contacto diferente con las familias, hoy como el aula es la casa, de algún modo estamos dentro de cada hogar. Estamos atentas a cómo está la familia, su situación, como se siente el chico. A veces también hacemos de psicólogas de alguna mamá y es una atención que sobrepasa lo académico y es más amplia.

Yo digo que la primera vacuna que existe hoy para esta pandemia es la comunicación, abre puertas totalmente diferentes y hace que todos estemos un poco mejor y, a medida que cada uno está mejor, el chico aprende mejor, está más predispuesto, tiene más ganas y eso es un punto muy importante.

Al principio de la pandemia fueron los papás los intermediarios porque no trabajaban, después cuando empezaron a hacerlo tenían que ayudar los hermanos más grandes, algún abuelo o tío. Necesitamos mucho del trabajo de las familias para poder acompañar a los chicos en las clases. No tienen la misma duración que las clases de los más grandes, pero son muy lindas y activas.

-Avanzado el año, cuando los papás volvieron a sus rutinas, ¿tuvieron que ajustar algo o siguieron interactuando como venían?

La comunicación con los papás fue cambiando y la interacción es cada vez más directa. A esta altura nos conocemos mucho con las familias y ya hay una relación personal con ellos, a pesar de que son varios cursos lo podemos hacer perfectamente y, además, es algo que nos gusta y eso también distingue la forma de trabajar; cuando haces algo que te gusta mucho, estas bien con tu compañera y en un ambiente que te gusta, todo tiene otro significado.

Los papás hacen muchos esfuerzos porque a lo mejor no tienen toda la tecnología, porque se suma el cansancio, los horarios, lo económico. Hay un montón de aspectos que están detrás de un alumno y esas son cosas que nosotras tenemos que tener en cuenta.

En ese aspecto creo que se han logrado vínculos con los papás que son mucho más profundos y van a quedar en el recuerdo como algo muy lindo de esta época. Así como en estos momentos pasan cosas que no son tan lindas, hay otras buenas que van a quedar, sobre todo el contacto y empatizar con el otro; no es solo la enseñanza académica, sino acompañar en todo sentido.

-¿Qué rescatas de la enseñanza virtual y de esta situación que estamos atravesando en general?

Así como perdimos lo corpóreo o el abrazo, destaco el estar comunicados desde otro lugar, aprender a utilizar otras herramientas. Los padres tuvieron la posibilidad de ver como se manejan sus hijos. Los chicos de primer grado ya están trabajando solitos y para el papá que está cerca y lo puede ver es muy lindo.

Son herramientas que van a quedar más allá del uso académico y los chicos las van a utilizar constantemente, entonces ya las van conociendo y les pierden el miedo. De por sí ellos ya las tienen incorporadas, pero esto los acerca mucho más al mundo virtual.

Este año deja muchas cosas positivas y en todos los aspectos. Lo mejor es la comunicación en general, desde el lugar que se la tome, y saber que también se puede ser afectivo y contener desde otro lugar. Nos deja la enseñanza de que el ser humano se puede adaptar a pesar de las dificultades, y es un aprendizaje muy importante.

¿Cuál es el balance que hacen a esta altura del año?. ¿Esperaban más o superaron las expectativas?

El balance es muy positivo, los chicos están perfectamente al día, los contenidos van bárbaros y se han anexado muchas cosas que ayudan, incluso un poco más que de forma presencial. Los alumnos se mantuvieron, si bien algunos pasan por determinadas etapas, siguen con ganas y se fueron adaptando.

La proyección fue muy buena, nos fuimos aggiornando, sorprendiendo y los chicos se adaptaron bárbaro.  Es un día a día y, si bien no pensábamos que a esta altura íbamos a seguir con las clases virtuales, se dio, están bárbaras y se están llevando muy bien. Los resultados son muy buenos y estamos muy contentas.

-¿Cómo crees que va a seguir la enseñanza después de este año de aprendizaje online?

Creo que la virtualidad llegó para establecer nuevos modos de enseñanza que van a permanecer. En cuanto a los chiquitos, pienso que la mayoría de los papás van a seguir prefiriendo las aulas, pero es una alternativa. Creo que de primer grado en adelante las clases online pueden funcionar muy bien. Sin dudas, esta modalidad llegó para quedarse; hay más herramientas, opciones y eso siempre es muy bueno.

-¿Cómo fue el trabajo en equipo, que les aportó esta nueva organización?

En cuanto a la institución siempre es un trabajo en equipo constante; se trata de pasarse datos, ayudarse, adaptarse. La mayoría no manejábamos los recursos y fue un aprendizaje continuo y en grupo, y eso está bueno porque si no sabes algo te apoyas en otro y sucedió con todos, desde Daniel- director del instituto– hasta la última teacher.

El funcionamiento de la Cultu fue muy bueno y exitoso en parte por eso, por el trabajo en grupo. Eso habla muy bien de todas las personas, constantemente nos hablamos y se va gestionando el día a día que es la transformación continua de todo. Por mi parte tengo la ventaja de trabajar con una amiga, nos conocemos y hacemos un buen equipo.

No podemos quejarnos, tenemos un acompañamiento muy lindo e importante. Daniel siempre nos da el espacio para elegir, no hay pautas rígidas y eso te da la tranquilidad de saber que podés optar por varias cosas y si funcionan recomendarlas. También sirvió para conocernos un poco más y estar más unidos.